Durante esos tres interminables días no quisimos apenas visitas. Yo me encontraba realmente mal y es triste la soledad de una habitación, en el pasillo de maternidad, donde escuchas el llanto de todos los bebés menos el tuyo.Papá bajaba a verte en todas las tomas y teníais ratitos de lo que llamaban "piel con piel" en el que él aseguraba sentir que era el hombre más feliz del mundo al tenerte dormida en su pecho, dándote su calor y marcando el ritmo de tu nueva vida con los latidos de su corazón.
Las ganas de bajar a verte hacía que usara todas mis fuerzas para intentar levantarme de la cama y por fin, tras un poco de ayuda, conseguí bajar a verte. El corazón me palpitaba con fuerza, bombeando esa nueva sangre que ya corría por mis venas, que nos marcaba que algo había comenzado. Papá me había hablado de ti y me subía fotos en el móvil para verte, pero yo ansiaba fundir nuestros cuerpos y sentirnos parte la una de la otra.

Recorrí con mis ojos cada poro de tu morena piel. Me sorprendieron tus delgadas piertas y brazos. Tu rostro sin pestañas, sin cejas...destacando dos canicas negras con un brillo especial. Pero si algo me impactó de verdad fue que, por un segundo, pensé que hacía unos días estabas así dentro de mí y te vi tan perfecta. Mi boca solo pudo susurrar ¡qué milagro!

refugio en mi pecho, escuchando los latidos de mi corazón,se hizo el silencio y te quedaste dormida. Apenas necesitaba una de mis manos para sujetarte. Tan frágil, tan sensible, tan amada, tan deseada...MIRIAM.
Sin palabras.....
ResponderEliminar♡♡♡♡♡♡
ResponderEliminarEmocionada estoy con tu compartir... lágrimas de alegría son las que me caen por las mejillas, por saber que cualquier dolor y preocupación pasada quedó olvidada desde que pudiste tener en tus brazos a tu precioso ángel... porque Miriam es un auténtico regalo del cielo que solo podía ser para vosotros :´)
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